Me
acerco hasta un volumen de título enigmático y cuyo contenido (lo fui
constatando desde las primeras páginas) me ha resultado interesantísimo. El
tomo contiene las cinco conferencias que Javier Cercas dictó hace unos años en
la universidad de Oxford y en las cuales reflexionó sobre la idea del punto
ciego, que es la zona ocular con la que no vemos (como bien saben las personas
con conocimientos de óptica). Llevada al terreno novelístico, esta noción del
punto ciego resulta enormemente plástica, porque permite aglutinar una serie de
obras que… Pero dejemos que sea el propio Javier Cercas quien nos resuma la
idea: “El mecanismo que rige las novelas del punto ciego es muy similar, si no
idéntico: al principio de todas ellas, o en su corazón, hay siempre una
pregunta, y toda la novela consiste en una búsqueda de respuesta a esa pregunta
central; al terminar esa búsqueda, sin embargo, la respuesta es que no hay
respuesta, es decir, la respuesta es la propia búsqueda de una respuesta, la
propia pregunta, el propio libro. En otras palabras: al final no hay una
respuesta clara, unívoca, taxativa: sólo una respuesta ambigua, equívoca,
contradictoria, esencialmente irónica, que ni siquiera parece una respuesta y
que sólo el lector puede dar”. Y remata el juicio: “Igual que el cerebro
rellena el punto ciego del ojo, permitiéndole ver donde de hecho no ve, el
lector rellena el punto ciego de la novela, permitiéndole conocer lo que de
hecho no conoce, hasta llegar donde, por sí sola, nunca llegaría la novela”. La
idea es tan ingeniosa como sugerente, y nos permite avanzar con él por un mundo
de narraciones en las cuales la persona que está leyendo, lejos de recibir un
relato cerrado, unívoco y claro, siente que se adentra en una historia llena de
oscuridades y ambigüedad, en la que nada es, sino que parece. Es
decir, que tendrá que incorporar su propio esfuerzo para interpretar la obra,
sin que pueda nunca sentir que lo ha hecho de forma cerrada y definitiva. ¿Don
Quijote está loco o no lo está? Punto ciego. ¿Qué significa realmente la
ballena en la obra Moby Dick? Punto ciego. Regalándonos un enigma, el
autor nos regala la riqueza de lo deslizante, de lo inestable, de lo mutable.
El
volumen contiene además una excelente aproximación a la novela La ciudad y
los perros, de Mario Vargas Llosa, que despierta las ganas de volverla a
leer, con las nuevas claves que facilita; y explica (suscitando las mismas
ganas de acercarse a ella) los impulsos que lo llevaron a escribir Anatomía
de un instante de la forma en que lo hizo, mezclando ensayo y relato.
Imposible no discutir ante estas ideas. Imposible no aplaudirlas.
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