Gabriel
García Márquez nos resume, con gracejo y amenidad (la mezcla de sucesos
memorables y bagatelas irónicas es altamente divertida), el año 1957: nos ofrece una crónica sobre la fuga
carcelaria de Patricio Kelly, líder de la Alianza Revolucionaria Argentina; nos
realiza un resumen de las intervenciones que los religiosos llevaron a cabo
para contribuir al derrocamiento del dictador Pérez Jiménez; nos suministra un
buen número de datos sociológicos, económicos, migratorios y políticos sobre la
Venezuela de finales de los años 50; nos relata la angustiosa situación que
tuvo que vivir Carmelo Martín Reverón cuando su hijo de 18 meses fue mordido
por un perro rabioso y debió emprender una carrera contrarreloj en busca de un
medicamento que lo librase de la muerte; nos reseca el gaznate cuando nos
recuerda la feroz sequía que asoló Caracas y que puso a su población al borde
de la muerte por deshidratación; nos ofrece un retrato del juvenil e impetuoso
revolucionario Fidel Castro, justo en los días en que comenzó su lucha en la
Sierra Maestra; nos habla del célebre caballo de carreras Senegal; y, en fin,
dice en voz alta que sus ojos horrorizados vieron en cierta ocasión siete
sicilianos muertos.
Son
historias periodísticas que nos informan de sucesos y personajes a los que el
tiempo, en su mayor parte, se ha tragado y oscurecido, pero que se mantienen en
pie gracias a la escritura habilidosa y convincente del narrador colombiano,
que las exonera de su caducidad inevitable.
Un libro menor, pero de lectura amena.
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