He
leído varias veces (pero nunca he podido localizar tales palabras en ninguno de
sus libros) que José Ortega y Gasset consideraba a Salvador de Madariaga un
“tonto en cinco idiomas”. Si la cita es auténtica, me permitiré la cortesía de
no opinar sobre ella. Pero sí que comentaré la buenísima impresión que me ha
dejado la lectura del volumen A la orilla del río de los sucesos, donde
se reúnen artículos periodísticos y ensayos del diplomático y escritor coruñés.
Siguiendo un método que, paradójicamente, se acerca al sugerido en El
espectador, Madariaga se aproxima a los hechos que fueron acaeciendo en el
mundo y nos traslada sus reflexiones sobre ellos. “¿Yo? Aquí, en la orilla. ¿Los sucesos? En su
cauce. ¿El tiempo? Corriendo, sin exagerar. Todo en regla. A escribir…”, nos
dice en la página 7 del tomo. Y ciertamente que lo hace con sensatez y buen
juicio, hasta conformar un libro inteligente, sosegado, respetuoso y de gran
valor, que nos invita a reflexionar sobre algunas cuestiones cruciales, como el
colonialismo, que mantiene todavía demasiados tentáculos sobre África; sobre el
racismo, auténtica lacra que le horroriza; sobre el necesario diálogo entre los
pueblos; sobre el respeto a todas las lenguas del país (insiste en que se
fomente el estudio y manejo de catalán, gallego y vasco en todas las
universidades de España); sobre la pugna terrible entre fascismo y comunismo
(en medio de la cual “el hombre que piensa por cuenta propia es el enemigo de
ambos”, como anota en la página 127); sobre la ceguera que supone seguir
idolatrando a la Unión Soviética, una vez conocidos sus atroces, continuos e
impunes crímenes, no comparables a los de ningún otro país (“Una cosa es el mal
que se comete por infracción del sistema y otra el mal que se comete por
aplicación del sistema”); sobre la medicina de su tiempo (sin eludir su opinión
sobre la homeopatía); y sobre varios temas igualmente curiosos e interesantes,
como los premios Nobel o los ordenadores (en los que advierte, de forma
temprana, su condición de elementos revolucionarios).
¿Tonto en cinco idiomas? No me lo ha parecido, en verdad. Antes bien, creo que se trata de una mente lúcida, cuyas ideas he seguido con interés.
Un libro interesante. Yo de Madariaga prefiero "El auge y el ocaso del imperio español en América", un ensayo magnífico.
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