martes, 28 de mayo de 2019

Los funerales de la Mamá Grande




Si conocer las obras literarias de Gabriel García Márquez me deparó asombro y admiración sin límites durante mi juventud, revisitarlo treinta años más tarde me provoca los mismos sentimientos, aumentados pese al filtro escéptico de la madurez. Cómo es posible que la prosa del colombiano alcance estos niveles de perfección, de pureza absoluta, de magnetismo sin igual, lo ignoro. No creo que la clave resida en la sintaxis, ni en el vocabulario, ni en los temas, sino en algo etéreo a lo que, con tanto aplauso como reverencia, no conviene llamar sino literatura. Como aquel vate que sugirió que aventásemos los versos y que, si algo quedaba al final, lo llamásemos poesía. Algo de ese estilo.
Los funerales de la Mamá Grande es una colección de cuentos que nos hablan de un mundo llamado Macondo, poblado por dentistas rencorosos, alcaldes violentos, ladrones torpes, constructores de jaulas, curas nonagenarios que ven al demonio, matriarcas todopoderosas, campesinos acostumbrados a la rutina del silencio, calles azotadas por el sol y almendros polvorientos. Y en ese mundo rigen normas que lo convierten en un cosmos particular, donde queda abolida la lógica. O donde, mejor aún, impera otra lógica distinta: que los pájaros decidan suicidarse lanzándose contra las alambradas de las casas; que un pobre infeliz robe tres bolas de billar y ese hurto mínimo conmocione la vida local; que el papa decida abandonar su residencia veraniega en Castelgandolfo para acudir a un funeral en medio del trópico… Aceptados esos parámetros, ese orden nuevo, el lector recibe como recompensa un manojo de historias inolvidables donde se le habla de ambición, de amor, de tristeza, de poder y de mezquindades.
Es obvio que voy a releer todas las obras de Gabriel García Márquez, si la vida y los ojos me respetan. No estoy dispuesto a renunciar a ese placer inmenso. Queda inaugurado el retorno.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

¡Cómo me gusta este libro! Por muchos años que pasen no se me olvidan ni los nombres, y mira que hace décadas que lo leí (uuuh, que viejuno ha sonado 😅) yo también tengo que releerlo.

Besitos 💋💋💋