jueves, 28 de marzo de 2019

Sí pero no pero sí




Ser profesor de instituto y animarse a llevar a una docena larga de chavales de 3º de la ESO en viaje de estudios a Palma de Mallorca es una doble intrepidez que ejecutan Antonio (al que los chavales apodan “Llamadme Toni” por su obsesiva afición al colegueo) y Carmen (una profesora estricta a la que han bautizado como “La Sintagma Nominal”). Y del grupo de chicos y chicas que se embarcan, mejor ni hablar: el escritor aficionado Víctor Machancoses (narrador de la historia), Helena (de la que está perdidamente enamorado), Mariona (la más despistada del bloque), Jerónimo (un engreído indigesto), Wu Yu-hui (un chico que se pasa el día soltando pensamientos presuntamente filosóficos que extrae de los sobres de azúcar de su restaurante) y varios más del mismo tenor. Con esos ingredientes jocosos, Pasqual Alapont construye una novela que, bajo el curioso título de Sí pero no pero sí publica Algar.
Durante casi doscientas páginas seguimos a los protagonistas a través de las actividades que se supone que ejecutan unos adolescentes durante un viaje de estas características: la visita a lugares históricos; los jaleos nocturnos en el hotel donde se instalan; los previsibles piques entre chicos y chicas; los amoríos que nacen espontáneamente y que se disuelven a la misma velocidad; los indicios de depresión en sus profesores, impotentes a la hora de controlar el caos hormonal y cinético de unos jóvenes a los que les interesa todo menos sus explicaciones culturales o pedagógicas… Y, como telón de fondo, Ca´n Pastilla, las cuevas del Drac y otros hermosos paisajes de la isla, que son descritos con elegante soltura por el novelista de Catarroja.
Para los buscadores de perlas humorísticas, valga una sola como ejemplo de las muchas que el libro cobija: harto del insomnio, Víctor explica a los lectores: “He contado hasta trescientas ovejas, ciento cincuenta cerdos, un centenar de vacas y toda clase de aves, pero no había manera: estaba completamente desvelado” (p.162). Y para los buscadores de perlas literarias (que también las tiene este libro), juzguemos la que enjoya la página 23: para disimular ante una chica, cuyo apodo acaba de ser pronunciado sin que ella sepa que se le atribuye, todos los componentes del grupo se ponen a mirar para otro sitio. Alapont, con fórmula conceptista, nos dice que “ha habido una pausa estrábica”.
Magnífica propuesta para adolescentes, sin duda.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Creí por un momento que mis chicas habían escrito un libro y no me había enterado ¡Es su frase favorita! Y que harta me tienen con él si pero no...😁

Besitos carinyet 💋💋💋