viernes, 8 de marzo de 2019

Cara máscara




En el año 2007 fueron dos los ganadores del premio de poesía Hiperión: de un lado, Luis Bagué (con su obra Un jardín olvidado); del otro, Álvaro Tato (con su texto Cara máscara).
Esta última obra postula desde el principio la idea de que entre el poeta y la persona que escucha su voz se produce siempre una comunicación callada, íntima, secreta y poderosa (“Palabra silenciosa en la butaca. / Un libro. / Un lector”, p.9). Y para llevar a cabo esa conexión Álvaro Tato recurre a una mezcla de teatro, lirismo, intertextualidades, humor, trascendencia y juego. En ocasiones se decantará por potenciar la música del poema, y entonces descubrimos textos tan sonoros como “Shiva Nataraja” (p.13), donde la cadencia de las palabras y las frases crea un sustrato musical que inunda los ojos y el espíritu de quien lee… Otras veces, preferirá ser más liviano en el aspecto formal, pero absorberá influencias de un número importante de escritores, a los que rinde tributo (desde Homero hasta la actualidad). Y otras, en fin, se decanta por utilizar esquemas estróficos más bien sorprendentes, por lo que tienen de poco usados (sin irnos más lejos, el poema “Pierrot”, que aparece en la página 29, es un sonetillo).
La sección II del volumen (“Máscara”) aborda una serie de aproximaciones poéticas a los componentes del mundo teatral (el actor, el personaje, la bailarina, el figurinista, etc). Si consultamos las breves líneas biográficas que aparecen en la contraportada veremos que el autor madrileño es también dramaturgo y director de escena, lo que enriquece y explica sus alusiones al arte de Tespis.
La sección III del tomo (“Mascarada”) está compuesta por un conjunto de experimentos donde la poesía y el teatro se funden, consiguiendo sorprendentes mixturas. No sería mala decisión, tal vez, definirlos como “textos poetrales”.
Una vez dijo el oscense Ramón J. Sender que “el poeta lírico es un cazador que casi nunca da en el blanco. Pero el disparo levanta cerca un ave de colores que es más hermosa que el blanco al que había disparado”. Álvaro Tato, que sí que es un auténtico poeta, participa de esa magia y provoca sensaciones similares en sus lectores. No cometan la injusticia de ignorarlo.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Esta vez has traído no solo un gran poeta y magnífico actor, es que es un buen amigo; solo tengo alabanzas para él y su trabajo sea cual sea en arte que elija, y esto en lugar de un comentario sería un biopic de Álvaro 😂
"El libro de auróboros" sigue siendo mi debilidad.

Besos Ronlaleros 💋💋💋