miércoles, 2 de enero de 2019

Pequeños crímenes conyugales




Ella se llama Carla, y es una mujer madura pero aún bastante atractiva. Él se llama Alejandro, y no recuerda que ella es su esposa. En esa situación delicada, incómoda, penetran ambos en la vivienda conyugal, tras el accidente que dejó amnésico a Alejandro hace unas semanas. Los ojos del esposo, febriles, tratan de encontrar en los muebles, en las fotografías, en las anécdotas que ella le va poco a poco refiriendo, alguna argolla de la que tirar para recuperar la normalidad de sus vidas; pero no lo logra. Carla le va explicando que es escritor de novelas de corte policíaco, con razonable éxito; que las muchachas lo consideran todavía un hombre atractivo; y que forman un matrimonio idílico, en el que apenas discuten y donde los celos no anidan.
Pero Alejandro comienza a detectar que algunas cosas no funcionan o no encajan como deberían: pequeñas contradicciones en las que su mujer parece incurrir, datos que no le cuadran, frases que pueden ser interpretadas de dos modos distintos, adjetivos o silencios que lo ponen en guardia… ¿Acaso ella le está ocultando algo? ¿Acaso no le está diciendo toda la verdad?
El lionés Eric-Emmanuel Schmitt nos presenta en esta obra teatral (que versiona Juan José de Arteche para el sello Anagrama) una reflexión inquietante sobre el mundo de las emociones y sobre los entresijos de una pareja moderna, que vive entre la verdad y la mentira, entre la fidelidad y el engaño, entre la honestidad y los secretos. Y lo hace con una trama que gira y gira, aportando a los lectores quiebros continuos en la acción, que la dotan de velocidad, frescura y matices, hasta el punto de que no podemos estar seguros de quién tiene la razón y quién se camufla tras los embustes o los maquillajes. Todo un logro.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Un gran libro, fue una lectura veraniega que recordé varios inviernos 🙂

Besitos 💋💋💋