martes, 22 de enero de 2019

Oficio de paciencia




Me acerco hasta los versos de Oficio de paciencia, de Eugénio de Andrade (que vierte al castellano José Luis Puerto para el sello Hiperión). Al principio cuesta un poco penetrar (a mí me ha costado penetrar) en la belleza austera de sus composiciones, precisamente por su desnudez; pero cuando se logra superar ese estadio de desconcierto se perciben los delicados aromas de una lírica flexible, cimbreante, alígera, que parece mecida por el viento para susurrarnos al oído. Y escuchamos con asombro cómo el poeta portugués declara nada más empezar el libro que “en el plato de la balanza un verso basta para pesar en el otro mi vida”.
A partir de entonces, nos abandonamos al hechizo de su voz y dejamos que nos diga sus palabras más profundas (“Ningún pájaro / permite a la muerte dominar / el azul de su canto”), que nos defina prodigiosamente la música (“primera respiración del mundo”) o que nos transmita ese poema antológico que se titula “Los trabajos de la mano”, donde nos explica que su mano trabajadora y escritora envejece, porque ha tenido que desempeñar durante la existencia las actividades más duras (fregar, sembrar), pero también las más delicadas (acariciar).
Un poemario para la relectura, para el silencio y para la reflexión.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Y la más dura...decir adiós 😯
Me parece deliciosa, no se me ocurre otra palabra.

Besitos 💋💋💋