sábado, 20 de octubre de 2018

Vino para los náufragos




La poeta Julia Otxoa, en su breve volumen Taxus baccata, nos dejó escrito que “el secreto de la poesía pertenece más al náufrago que al navegante”. Es decir, que quien permite que las olas lo cubran y lo conduzcan hacia el fondo del mar es quien accede a aquellas revelaciones y descubrimientos que le estarían vedados si mantuviera la cordura estable de la tierra firme o de la cubierta del navío. Y el sin par Ramón Gómez de la Serna, en una de las páginas de su Diario póstumo, afirma que el mar dispone de un álbum donde atesora las fotografías de todas las personas que en su seno se han ahogado.
José Alcaraz, poeta que vive junto a la orilla del mar en Cartagena, acaba de dar a los lectores su trabajo lírico Vino para los náufragos (Alhulia, 2018), con el que obtuvo el XI premio de poesía Antonio Gala que se convoca en la localidad de Alhaurín el Grande. Y en los poemas de este libro nos encontramos con gran número de naufragios, con gran número de zozobras, con no pocas melancolías: aquella clase de música de la infancia, aquel juego de agarrar el pañuelo (que no era sino la vida), aquella mata de tomillo que provoca envidia con su sencillez, aquella Pepsi en botella de cristal que se bebió con una pajita, aquel ruido de lluvia en la ventana, aquellos que se desnudan a la hora de viajar… Avanzando por la existencia, el escritor ha descubierto que suicidarse es “dar la vida por uno mismo”, que “decir la verdad, y solamente la verdad, es pura afectación”, que se parece tanto a sí mismo que no se reconoce, que la tristeza y el abandono son las grandes constantes de la existencia (“El mundo, nos decían, es un pañuelo, pero / qué pronto lo empleamos para decir adiós”), o que “da mayor sed hablarse a uno mismo / que gritar a la multitud”).
Que no vacilen quienes busquen un libro sabio, decantado, lleno de reposo y de reflexión, de hondas meditaciones y de aliento maduro: Vino para los náufragos el volumen que estabas buscando. O que los estaba buscando a ellos.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

El vino y la poesía me relajan el espíritu 😉.

Besitos 💋💋💋