viernes, 19 de octubre de 2018

Cal y canto




Me recorro las páginas de Cal y canto, de Rafael Alberti, que me sorprenden con sus juegos, experimentos y audacias. Cada vez más consciente de sus poderes líricos, el poeta gaditano fantasea en este volumen con versos cortos y largos, con asonancias y consonancias, con rimas infrecuentes (chaqueta-motocicleta), con imágenes de notable vigor (designa las espadas de los toreros con la fórmula “rayos rectos en curva”), con temas modernos (Platko, la aviación, los inodoros) y con todo tipo de malabarismos verbales y numéricos. Se le nota suelto, seguro, convencido de su ruta. A los ritmos sencillos de sus primeras publicaciones le une sin estridencias un buen carrusel de novedades; y el resultado es poderoso.
Un paso firme hacia territorios que luego circularían hacia el surrealismo (nos olvidaremos del poema que escribió a sueldo de la casa Domecq, por ser tan sólo una cuestión crematística) y que produciría Sobre los ángeles.
Sí, definitivamente tengo que seguir leyendo y releyendo las producciones de Rafael Alberti: es mi 27 menos frecuentado.

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