sábado, 16 de diciembre de 2017

La dama de Urtubi



Hay escritores que necesitan una relojería argumental y unos personajes muy bien perfilados para ponerse a escribir; pero otros no requieren de tantos ingredientes a la hora de desarrollar una narración: apenas un delgado suceso les resulta suficiente. Pío Baroja lo demuestra en La dama de Urtubi, un relato de brujas en el mundo vasco del siglo XVII que se inicia cuando el narrador de la historia recibe de manos del abate Duhalde d’Harismendy la historia que el capitán Dornaldeguy escribió sobre un episodio de brujería.
Allí se explica que a principios de siglo vivía en su castillo el barón Tristán de Urtubi, dedicado en cuerpo y alma a la lectura (Rabelais, Cervantes, Montaigne) y al cuidado de su sobrina Leonor de Alzate, que se obstina en rechazar como pretendiente a Saint-Pée, el cual no dudará en recurrir a las artes diabólicas para hacerse con el amor de la dama.
Este leve pretexto argumental le sirve al novelista donostiarra para dibujar ante nuestros ojos un tenebroso cuadro de época, en el que presta atención muy destacada a la superstición de los lugareños, la intransigencia de la iglesia oficial y los aquelarres. Especialmente notables son las palabras que dedica al sustrato judaico del cristianismo, que condujo a su secular misoginia (“En los cultos semíticos, la mujer aparece siempre proscrita de los altares, siempre pasiva e inferior al hombre”).

Por lo demás, Baroja en estado puro: acción rápida, prosa más efectiva que atenta a los primores estilísticos y un eficaz dibujo de personajes populares.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Es cierto, no podría haberlo dicho mejor: Baroja en estado puro. Una obra con la que disfruté muchísimo y que recomiendo.
Mil besitos.