martes, 24 de enero de 2017

La marcha nupcial



A veces, un objeto, una anécdota o una fecha se pueden convertir en el centro de una historia familiar. Y las sucesivas generaciones crecen y sucumben bajo el influjo de ese elemento especial, cuya importancia nadie entiende desde el otro lado de los muros domésticos. Es lo que ocurre en esta novela del premio Nobel sueco Björnstjerne Björnson, que traduce Anders Heyerdall para la editorial Eneida.
Aquí el elemento simbólico recae sobre una música que compuso Ole Hangen y que acompaña siempre a las bodas felices de sus descendientes... salvo en el caso de Endrid. Él contrajo matrimonio a la edad de 31 años con una chica jovencísima (17) y todos vieron en esa ceremonia un enlace más dominado por el pacto económico que por el amor. Quizá por eso la música no obró el delicioso milagro de hacerlos felices. Sus dos primeros hijos murieron siendo unas criaturas, y las dos hijas que vinieron después se criaron en un ambiente de tristeza familiar, sólo aliviada por el carácter alegre de sus abuelos.
Pero cuando la mayor de las niñas, Mildred, encuentra a Hans Hangen y se enamora de él casi al instante, todo retorna a la pureza original: la música suena en su boda con la brillantez y los buenos augurios que siempre tuvo para sus ancestros.

Escrita con una prosa sobria, que alcanza pocas pero interesantes cimas de lirismo, esta novela de Björnson se lee todavía con agrado en la actualidad, pese a que describa un mundo montañés cuyas costumbres y cuyos mecanismos sociales, económicos y hasta eróticos se nos antojen ya tan lejanos.

1 comentario:

El Gato Trotero dijo...

Bueno es saber de él, no lo conocía.

Un saludo