lunes, 28 de marzo de 2011

Esto y ESO



Consciente de que solamente los poetas y los niños están facultados para descubrir el alma lírica de las cosas, Raúl Vacas (narrador y poeta criado en Matilla de los Caños del Río y cuyo simpático currículum adorna la solapa del volumen con su mezcla de seriedad y sonrisas) construye en este libro un curioso artefacto orgánico donde, agrupados por materias escolares, los diferentes textos que irán desfilando ante nuestros ojos despliegan su oropel de magias.

Tecnología incluye una quiniela donde el escritor nos plantea un curioso juego, para que decidamos entre parejas de nombres del mundo de la literatura con los conocidos signos futbolísticos 1-X-2. Solamente cuando los lectores nos enfrentamos a esas opciones percibimos que la sonrisa nos desaparece del rostro y se nos transforma en un signo de interrogación. ¿Qué signo marcaríamos en el partido disputado entre Vicente Aleixandre y José Hierro? ¿Y si los contrincantes fueran Pablo Neruda y Antonio Machado? Lengua castellana y literatura nos ofrece aproximaciones distintas a las historias de madame Bovary o don Quijote, amén de una graciosa versión de las coplas manriqueñas que incluye versos como éstos: “Nuestras vidas son los bares / que no venden garrafón, / que es el morir; / allí van los escolares / derechos al botellón / a consumir”. Educación plástica y visual pone en nuestras manos varias filigranas formales de llamativa textura, como un poema donde no existen espacios blancos entre las palabras y otro que ha de ser leído con el auxilio de un espejo. La sección de Idiomas nos desliza tres sonetos de difícil composición (pero que Raúl Vacas resuelve con tanta elegancia como sentido del humor) y un hilarante juego de S+7, al estilo de Raymond Queneau. En el arduo y normalmente aborrecido capítulo de las Matemáticas, el escritor nos explica con una sonrisa poética lo que es un cálculo de riñón o elabora un texto cabalístico donde las palabras claves son sustituidas por números, para sorpresa de los lectores, que descubrirán insospechadas posibilidades en esa conmutación. Durante la parte dedicada a las Ciencias sociales descubrimos con perplejidad que las estaciones de metro pueden reunirse en un soneto juguetón y sonoro; o nos estremecemos con la brevedad brutal de un haiku que podría ser aplicado a las fosas comunes de cualquier guerra (véase al respecto la página 93). En Biología y Geología nos deja, entre otros poemas, un espléndido soneto donde el amor y los huesos forman una amalgama tan divertida como eficaz desde el punto de vista poético... Y así sucesivamente.

¿Experimentos? Sí. ¿Sonrisas? También. ¿Juegos? Indudablemente. Pero, por encima de todo, cubriéndolo con su amplitud de tinta, se detectan en todas las páginas de este libro las excelencias de un poeta que sabe lo que está haciendo y que reúne cualidades sin duda memorables. Algunos de los institutos de la Región de Murcia están poniendo desde hace varios años como lectura a Raúl Vacas y no yerran, por lo que parece. He tenido la oportunidad de cambiar impresiones con docentes que lo han llevado a sus clases y bibliotecas (Aurora Gil Bohórquez, Marta Zafrilla, Cristina Sánchez), y todas coinciden en la misma apreciación: no sólo su poesía es amena y accesible para el público más juvenil, no sólo su dominio escénico lo asemeja a los juglares de antaño, sino que su potencia lírica traspasa esas fronteras, sustentándose en un evidente dominio técnico de la estrofa, el verso y la rima, que Raúl disfraza de sencillez. A sus producciones anteriores (como la titulada Consumir preferentemente, que salió a las librerías en 2006) se une ahora esta propuesta que la editorial Edelvives ofrece con una estupenda cubierta.Si están aburridos de poetas pedantes, de mamarrachos egocéntricos y de letraheridos megalómanos que confunden la escritura de un cuento o la creación de un soneto o de un romance con el descubrimiento de la penicilina, les aconsejo muy vivamente que se den un paseo por las páginas deliciosas de Raúl Vacas. A mí me ha impresionado y me ha ganado como lector. No será nada raro que vuelva a aparecer muy pronto en este mismo recuadrito que ustedes tan amablemente leen: no andamos tan sobrados de buenos escritores como para contentarnos con una única visita.