sábado, 22 de enero de 2011

Veintiséis historias que no vienen a cuento




Hay quienes consideran que los talleres literarios carecen de sentido, pues estiman que la capacidad de expresarse estéticamente no puede ser aprendida. Quien anhele escribir —aducen— no precisa más que atesorar muchas lecturas y disponer de algo que decir. El resto es voluntad, práctica y trabajo. La mayoría de las mujeres (lo pregonó Camilo José Cela) ignoran escrupulosamente todo lo que tiene que ver con la ginecología y la obstetricia; y luego tienen unos hijos que da gusto verlos. Además, no consta que Cervantes, Proust o Tolstoi asistiesen jamás a ninguna clase donde se enseñara a redactar novelas, y son considerados auténticas cumbres del género.
Todo eso, sin duda, es verdad. Pero no toda la verdad. Escribir novela o cuento (no sé si poesía: en ese terreno no me aventuraré) comporta inequívocamente una técnica. O mejor: unas técnicas. Y la función que cumplen ahí los talleres literarios radica en mostrar esas técnicas a sus alumnos: explicarles los diferentes tipos de narradores posibles, hacerles ver cómo se elige un punto de vista u otro, como se jerarquizan estos o aquellos episodios, de qué manera se construye una armazón argumental... Y después —y en esto, imagino, volveremos a estar todos de acuerdo— ya es el talento individual el que determinará quiénes lo hacen bien y quiénes jamás accederán a las mieles de la excelencia.
En la ciudad de Murcia —en concreto, en las dependencias de la Biblioteca Regional— se han venido celebrando durante los últimos tiempos unos talleres que reunían a todo tipo de personas interesadas en el mundo de la escritura, bajo la coordinación de Lola López Mondéjar: psicólogos, profesores, publicistas, periodistas, abogados, ingenieros, biólogos, historiadores, educadores sociales, informáticos... Hombres y mujeres a quienes unen dos vínculos igual de intensos: la humildad y el amor a la literatura. Como reflejo de esa doble intensidad admirable surgieron un buen montón de relatos, de los que la editorial Tres Fronteras ha ofrecido una cuidada selección bajo el sugerente título de Veintiséis historias que no vienen a cuento. Y las propuestas que nos muestran sus autores son tan variadas como atractivas.
Antonia Miranda nos lanza en el cuento De cómo Herminia Luján Pallarés se convirtió en una cerda una asombrosa historia que, participando de una mutación de índole kafkiana, incorpora el humor como ingrediente principal. Leandro Llamas construye en De once varas un relato de originalidad manifiesta, donde se nos muestran los pensamientos, reflexiones y actitudes de una camisa que, tras un largo proceso de elección de hombre en el que posarse, termina encontrando un final de velada más que sorprendente. Eduardo Carrasco explora en El entierro de King las posibilidades irónicas que encierra la decisión de un matrimonio de jubilados británicos que viven en España de enterrar solemnemente a su perro. Y cómo un carpintero aficionado a las saetas (don Julián) puede contribuir a la culminación del acto. Juan Francisco García Saorín nos cuenta con asombrosa pericia la historia de María, una enfermera que, para ganar un dinero extra que le hace mucha falta, se dedica al tráfico de órganos de manera ocasional. Lo que no entraba en sus cálculos es que el día de su cumpleaños iba a recibir en casa, sin desearlas, unas visitas más que sorprendentes. El relato se titula Leyenda urbana y les aseguro que es perfecto en su ejecución. El cuchillo, de Ginés Alcántara, es una pieza memorable sobre el desasosiego y la intimidación, escrita con maestría. La culpa no fue del cha cha cha, compuesto por María Jesús Benedicte, es un breve episodio donde vemos la relación entre una madre olvidadiza y su hija que vive en Liverpool. Rubén Muñoz consigue en Mi hermano Aurelio una pequeña joyita, con un aire entre Quim Monzó y Juan José Millás, muy sabiamente mezclados. Ángel Berruezo nos propone en sus páginas una pesadilla cíclica, bautizada como Otra oportunidad...Y así hasta veintiséis narradores, veintiséis voces masculinas y femeninas que velan en muchos casos sus primeras armas en el mundo del relato corto y que obtienen resultados más que sorprendentes. Si quieren ustedes conocer lo que se está cociendo en la más reciente literatura murciana, les aconsejo que se den un paseo por las páginas de este libro: les llamará la atención.

6 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Apuntado.

Leandro dijo...

Nunca pensé que me vería mencionado en un sitio así. Creo, y lo digo con toda la sinceridad de que puede ser capaz un abogado, que se debe más a tu buena voluntad y a la amistad (no conmigo, qué lástima, sino con otros actores del taller), que a criterios estrictamente literarios. Pero me da lo mismo. Mi vanidad lo piensa disfrutar igual. Asumo el riesgo de que mi camisa ya no me encuentre útil por exceso de cabida, y te agradezco la reseña con entusiasmo. Es más, con alborozo. Por mí y por todos mis compañeros.

Y tomo buena nota de tu sutileza al referirte a la más reciente literatura murciana; el apelativo joven, además de trasnochado, hubiera estado fuera de lugar en este caso. Al menos, en lo que a mí toca. Mis compañeros no, mis compañeros son todos jovencísimos. Sobre todo ellas.

En fin... que muchas gracias

Carmen dijo...

Muchísimas gracias, Rubén, por tu amable y entusiasta crítica a nuestro libro. Es un honor poder leer tan positiva opinión de un escritor y crítico de tu experiencia y calidad.

Anónimo dijo...

Unibaso: He dado con este Blog. Me gusta mucho la literatura. Donde he
de adquirir este "Veintiséis histo-
rias que no vienen a cuento".
Mis saludos respetuosos para la es-
critora María Jesús Benedicte Arna-
iz: "No fue la culpa del cha cha -
chá"; yo, diría: "No fue culpa del
trén; Fue, del sentir el cha cha-
chá".

José Antonio Unibaso dijo...

Hola: Soy de Lejona. Vizcaya. Mi
nombre: José Antonio Unibaso Anso-
leaga. Haca ya años, conocí a una
chica del barrio portugalujo de
Repelega. Le encantaba la literatu-
ra, además, la Zarzuela -algunas
veces la invité; Luisa Fernanda
-entre otras. Su nombre, coincide
con esta escritora: María Jesús
Benedicte Arnaiz. Sin más,mi pro-
fundo respeto. ¡Feliz 2012!

José Ant.Unibaso dijo...

Kaixo/Hola; María Jesús Benedicte Arnaiz. En estos días tan turbulen-
tos de crisis económica y paro la-
boral, al que nos tiene sujeto..
Es por lo que deseamos todos Paz,
Alegría y Felicidad.ZORIONAK 2013!!! Desde Lejona (Vizcaya).