jueves, 1 de enero de 2009

La llave de Sarah



La memoria es una herramienta que puede llegar a ser una auténtica bendición, pero también un doloroso estigma. Y cuando esa memoria se permite la avilantez de recordarnos que una vez fuimos insoportablemente cobardes o indignos tratamos de desecharla, de cubrirla con toneladas de amnesia. Pero esa actitud no es sólo individual, sino también colectiva: no hay nación en el mundo que no esté mancillada por alguna culpa infame de la que quisiera desembarazarse o renegar.
En julio de 1942, las autoridades políticas y policiales francesas acataron la orden emanada de Berlín para que todos los judíos de la capital del Sena fueran expulsados y conducidos a Auschwitz, donde se procedería a su exterminio. Es lo que se conoce como la gran redada del Velódromo de Invierno. Y ese monstruoso suceso (documentado históricamente) sirve de base a Tatiana de Rosnay para construir su novela La llave de Sarah, editada por Punto de Lectura gracias a la traducción de José Miguel Pallarés. El argumento no puede ser más sobrecogedor: una familia de judíos franceses (los Starzynski) son apresados por los gendarmes en su propio hogar; y para evitar que su hermanito Michel sufra este atropello Sarah lo oculta en un armario camuflado en la pared, lo encierra con llave y se lleva esa llave, bien protegida, para volver unas cuantas horas más tarde a rescatarlo. Lo que la pobre niña no puede imaginarse es que la retención durará días, y luego más días, y luego semanas. Y cuando logra volver tras mil penurias y peripecias, aparte de encontrársela ya ocupada por una familia parisina no judía (que ha aprovechado la ausencia de los legítimos propietarios para adueñarse de ella), se encontrará en el armario un triste cuerpecito fallecido y en estado de descomposición. El hambre y la sed han podido con la criatura, que ha muerto acurrucada.
Sesenta años después, una periodista llamada Julia Jarmond recibe de sus jefes el encargo de elaborar un extenso reportaje sobre la redada del Velódromo de Invierno... y se encontrará horrorizada con esta historia. Pero las sorpresas no han hecho más que comenzar: pronto se entera de que la familia de su esposo, Bertrand Tézac, está implicada en aquellos horrendos sucesos del pasado. Y se embarcará en una búsqueda agonizante, desgarrada, firme y justiciera. Quiere descubrir qué es lo que pasó realmente con Sarah. ¿Consiguió sobreponerse a aquel mazazo cruel que el destino le infligió? ¿Sigue aún viva, en Francia o en otro sitio?
Con una prosa excelente, con muchísimas emociones (que evitan siempre la sensiblería) y con un argumento tan seductor como impactante, Tatiana de Rosnay consigue una de las mejores, mejor construidas y más humanas novelas de la temporada. Debe ser leída: agita el alma y enriquece el corazón.

1 comentario:

gatuso dijo...

Rubén gracias por la recomendación. De verdad que me ha "agitado el alma" y me ha "enriquecido el corazón"